Uno se imagina que por no ir con un salacot por los desiertos de Mongolia o de Arizona la vida del paleontólogo urbano no tiene riesgo. Nada más lejos de la realidad.
A finales de agosto estaba en Estocolmo, sabía que estábamos en alerta 5 por riesgo de atentado yihadista pero si uno no asume un poco de riesgo no saldría de casa y al cabo de unos centenares de milenios no nos distinguiríamos de otro fósil que tuviéramos en la estantería.
El caso es que Estocolmo está lleno de orthoceras. Fueras donde fueras, cualquier roca roja, gris o negra aparecían ejemplares de orthoceras. Debe ser el fósil nacional.
Estaba contemplando unos hermosos ejemplares de 30 cm de longitud cuando unos Ragnar cercanos a los dos metros y vestidos de guardia de seguridad me preguntaron que narices estaba haciendo (supongo, ya que no entiendo el sueco). En vez de hablarles del Jurásico y de los cefalópodos esos animales tan inteligentes dije cortado: "Is a fossil". Resulta que estábamos relativamente cerca del parlamento sueco y el riesgo de atentado no se lo tomaban a broma. Podría estar haciendo fotos del sistema de seguridad o quizás peor aún: allí arrodillado mientras disimulaba en hacer fotos estaba poniendo bombas.
Suerte que no llevaba el spray para mojar paredes, si no me detienen allí mismo por atentar contra el patrimonio.
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